Los acontecimientos centrales en las campañas de Hidalgo y de Morelos.
La invasión de los ejércitos franceses a España en 1808, transformaron la ciudad de la metrópoli española y repercutió en sus colonias de América, haciendo posible que comenzaran las luchas a favor de la Independencia.
Estos acontecimientos propiciaron la proliferación de conspiraciones como la descubierta en la cuidad de Valladolid, en 1809, en la que participaron oficiales y comerciantes criollos, así como miembros del bajo clero, así como la que se organizo un año más tarde en la cuidad de Querétaro, con la asistencia de un grupo de criollos de la región, entre los que se encontraban el párroco de la cercana población de Dolores, Miguel Hidalgo y Costilla (1753-1811), y los oficiales del ejército virreinal Ignacio Allende 1769-1811) y Juan Aldama (1774-1811).
En estas reuniones participaron su esposa Josefa Ortiz de Domínguez, conocida como la Corregidora. La conspiración fue descubierta en septiembre de 1810, por lo que los conspiradores decidieron la lucha armada.
En la madrugada del 16 de septiembre, Hidalgo reunió a sus feligreses frente a la iglesia de Dolores y los exhortó a tomar las armas contra el mal gobierno. La revuelta se extendió por toda la región, y en un mes la muchedumbre armada con palos, picos y machetes, se dirigieron al pueblo de Atotonilco. Fue ahí donde Hidalgo tomó el estandarte con la imagen de la virgen de Guadalupe, la cual se convirtió en la bandera de los insurgentes, es decir, de quienes luchaban por la Independencia.
De Guanajuato, Hidalgo y sus seguidores llegaron a Valladolid, plaza que ocuparon sin resistencia. Ahí, el obispo de Michoacán, Manuel Abad y Queipo, emitió un decreto en el que excomulgaba a Hidalgo y a sus seguidores.
Posteriormente se dirigieron a la Ciudad de México, y en trayecto, los alcanzó el cura de Caràcuaro, José María Morelos y Pavón, quien se unió a la guerra; entonces Hidalgo le dio instrucciones para que fuera a propagar y organizar el movimiento en el sur.
Hidalgo marchaba sobre la capital del virreinato y en sus cercanías el monte de las Cruces, se enfrentó una batalla en la que los rebeldes derrotaron al ejército realista el 30 de octubre de 1810.
A pesar de estar tan cerca de la Ciudad de México y de que el ejército insurgente ya sumaba 80,000 seguidores, Hidalgo decidió no atacarla y continuó su marcha.
Después de ser derrotados, Hidalgo y Allende siguieron rumbos diferentes, el primero se dirigió a Guadalajara y el segundo a Guanajuato. Allende fue derrotado por Calleja y luego se marcho a Guadalajara, en esta ciudad Hidalgo expidió un decreto aboliendo la esclavitud y fundó el primer periódico llamado “el despertador americano” , cuyo fin era difundir la causa de la Independencia.
Mientras tanto, los realistas acosaron constantemente a los insurgentes, y en una nueva batalla que se llevó a cabo en el puente de calderón, cerca de Guadalajara, nuevamente los insurgentes fueron vencidos, entonces el resto del ejército insurgente huyó a la parte norte del territorio, y después de hacer un alto en Zacatecas, legaron a Saltillo.
Al salir de ese lugar, la traición del capitán Elizondo permitió que Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez fueran aprendidos en Acatita de Bajan y conducidos a Chihuahua para ser juzgados y ejecutados. Hidalgo fue el último en ser fusilado el 30 de julio de 1811.
Tras la muerte de los primeros caudillos, José María Morelos y Pavón tomo el mando.
Con Morelos colaboraron Hermenegildo Galeana, el cura Mariano Matamoros, los hermanos Bravo, Guadalupe Victoria, Manuel Mier y Terán y Vicente Guerrero. A principios de 1812, Morelos ocupó la población de Cuautla, ubicada en el actual del estado de Morelos, donde se enfrento a las fuerzas realistas comandadas por Calleja.
Morelos resistió en forma heroica durante dos meses, después abandono la ciudad de manera cautelosa. Logro restablecer su fuerza y después se dirigió Huajapan, Tehuacán, Orizaba y Oaxaca.
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